martes, 28 de agosto de 2012

INCULPADA


Capítulo dos

Dominic me esperaba, apoyado contra la pared. Tenía la mirada fija al frente y una expresión de preocupación. Pasé por su lado sin dirigirle la palabra. Sabía que me seguiría, tan predecible y responsable. Le ignoré y me dirigí a mi dormitorio. Al llegar al pasillo, el aleteo de un pajarillo me detuvo. Agudicé la vista y, tras comprobar que no era ninguna amenaza, sino un bichejo molesto, un Dimond revoltoso, abrí la puerta y la cerré a cal y canto.
Dominic no tardó en echarla abajo. Por su expresión deduje que seguía enfadado, pero más enfadada debía de estar yo. Yo, a quien había dado caza, a quien había seducido, a quien había traicionado. Yo tenía motivos más que suficientes por lo menos para darle una buena paliza, pero tal como estaba ahora dudaba que el intento resultara. No, él era demasiado fuerte, demasiado calculador, yo no tendría la menor posibilidad contra él a menos… a menos que… No, no, no. Eso era lo último que quería.
Dominic paró a metro escaso de mí y permaneció así, mirándome, hasta que decidí ignorarle. Caminé hacia el escritorio, donde habían colocado una pequeña caja, rodeada de figuritas, pósters y demás objetos que había acumulado de mi vida en el exterior. Aparté todo eso y me concentré en la caja. Me deshice del precinto en milésimas de segundo, pero en cuanto comprobé su contenido, la agarré y la estrellé contra la pared con rabia. Luego, tomé asiento en la silla frente al escritorio.
-¿Por qué?- Pregunté, sabiendo que Dominic aún se encontraba en el dormitorio, estudiándome.
-Trajimos todas tus cosas de la residencia.- Me levanté de un brinco, con lo que la silla cayó estrepitosamente al suelo.
-¡No me refiero a eso, maldita sea, sino a eso!- Chillé, y señalé la caja que había estrellado contra la pared, la cual se había hecho trizas desparramando todo su contenido.- Caminé hacia allí y recogí uno de los álbumes, antes de encarar a Dominic.- ¡Esto!- Señalé.- ¿Qué se supone que he de hacer con esto? Aquí no me sirve para nada, no si ella ya no está.- Un par de lágrimas se desbordaron de mis ojos.
-Lo siento, no pensé que sucedería esto.- Se disculpó Dominic. Mi cólera aumentó.
-¡Por supuesto que lo sabías!- Chillé.- Sabías perfectamente que la directora me separaría de ella.
-Puedes creerme o no, pero es la realidad. Las cosas salieron así y lo único que puedes hacer ahora…
-Guárdate tus comentarios. No necesito tu compasión. Ahora dime lo que he de hacer y acabemos de una maldita vez para que pueda largarme.- Recogí los álbumes y las fotos sueltas del suelo y las dejé sobre la mesa.
-¿Aún sigues con eso?
-Sí.- Respondí escuetamente.
-Ya veo, en ese caso no me dejas alternativa.- Lo miré sin comprender.- Vete.- Soltó de pronto.- Vete si crees que puedes salir, sino te aconsejo que trates de adaptarte a tu vida aquí. Hay veces que es mejor quedarse en territorio enemigo, ya deberías saberlo.
-¿Insinúas que puedo irme?- Repetí.
Es cierto que podría quedarme, conocer a mi enemigo desde dentro para poder vengarme, pero que él me lo propusiera era extremadamente sospechoso, y yo ya había decidido no volver a confiar en él. Por otra parte, su propuesta resultaba poco más que tentadora.
-Si es lo que deseas y crees que lo conseguirás, tienes mi palabra de que te dejaré en paz.
-Muy bien.- Caminé hacia la puerta y la abrí, pero me detuve.
-¿Tienes dudas?- Preguntó Dominic situándose en el umbral de la puerta, frente a mí.
-¡No, ya no!- Respondí muy seria.
Le di un empujón al pasar por su lado y me encaminé escaleras abajo hacia el exterior. Dominic esperó un minuto escaso, tras el cual, salió en mi búsqueda. Sabía que no me lo iba a poner nada fácil y no pude evitar sonreír. Hacía mucho tiempo que no me divertía tanto, desde la última vez que estuve en la misma situación.
Giré hacia la escalera central tan rápido, que tuve un encontronazo con dos alumnas que subían. Las tres rodamos por el entramado y fuimos a detenernos en mitad del hall, tal era la velocidad a la que nos había sometido.
-¿Pero es que te has vuelto loca?- Gritó una de las chicas, poniéndose dificultosamente en pie y ayudando a su compañera. Hasta que me miró con más detenimiento.- Oye, tú… ¿no eres Freya?
-Lo siento, ahora no tengo tiempo para hablar.- Dije de corrida yendo hacia la puerta.- Seguiremos luego.- Añadí, y cerré la puerta justo a tiempo, antes de que Dominic bajara el último escalón.
Parpadeé varias veces para aclarar mi visión. El sol estaba bajo, pero era lo suficientemente luminoso para cegarme. Debían ser las seis o las siete de la tarde y corría un viento cálido, abrasador para mi delicada piel. El aroma era sutil, pero iba cargado del perfume de los árboles, de la hierba, de las flores silvestres que apenas sí se veían, nada comparable a los jardines que teníamos en la residencia. Estornudé un par de veces y proseguí la marcha. Dominic me pisaba los talones, y no solo él. Un regimiento entero de guardias corrían como posesos a mi encuentro. Aceleré el ritmo. Me dolían los músculos de las piernas, mi corazón parecía no querer seguir bombeando, pero debía seguir. Uno de los guardias se precipitó sobre mí y perdí el equilibrio. Me lo quité de encima de un plumazo y le dejé inconsciente de un certero puñetazo en el estómago. Más tarde me di cuenta que me habían rodeado. Sonreí y me crují los nudillos.
-Venga, tíos, ¿no es a mí a quien queréis?- Grité.
Uno a uno los guardias fueron saliendo volando por los aires, hasta que tan solo quedó uno, o medio más bien, ya que mi admirable fuerza había acabado por jugármela. Arrojé al guardia junto a sus compañeros y me di la vuelta. Casi había llegado al final. Tan solo me restaban quinientos metros más, pero no conté con él, o más bien me había olvidado por completo de su presencia, de lo rápido que podía llegar a correr. Sus cabellos ondearon al compás de una repentina y calurosa brisa, alborotándolos aún más y haciéndole parecer más joven de lo que, sabía, en realidad era. Suspiré. Aún tenía mucho que aprender.
-Has dicho que podía irme.- Me quejé, más por chincharle que otra cosa. Dominic se acercó y me agarró de la mano.
-Sí, pero en ningún momento creo haberte dicho que no fuera a perseguirte.
-¡Mentiroso! Has dicho que me dejarías en paz.
-Pero solo si lograbas salir de aquí.- Rebatió.
Solté mi mano y le golpeé. Dominic retrocedió un par de pasos, expectante, calculador, demasiado sexi para mis lascivos ojos. Mi cuerpo se movió con gracilidad y desaparecí completamente de su campo de visión.
-No te valdrá de nada.- Me dijo mirando de un lado a otro, buscándome.- Puedo verte.
Y nada más decirlo, arremetió contra mí, haciéndome caer de espaldas. Imposible. No podía ser que él hubiera visto dónde estaba, la técnica era perfecta, nadie podía verme. Pero sin duda de alguna manera él lo había hecho.
-Si te estás preguntando cómo es que he podido localizarte, primero tendrás que mirar más allá de lo que tus ojos ven.
-¿Eh?- Me quejé. No entendía ni una sola palabra, parecía estar hablando un idioma diferente al mío.
-Lo entenderás eventualmente.- Me cortó.- Ahora vamos dentro. Aquí fuera hace un calor de muerte.- Añadió agarrando mi mano con suavidad. Un escalofrío me recorrió.
Solté mi mano de la suya con facilidad y volví a intentarlo, quería entender, entender cómo él había sabido localizarme en las sombras. Debía de tener algo especial, algo que sin duda nadie de allí poseía, una percepción única, de otro modo no habría sido capaz de localizar mi posición.
-¿No te dije que no te serviría de nada?
Dominic entró en mi campo visual y rodeó mi cuello con su brazo, suave, pero no lo suficiente para permitirme escapar de él.
-¿Cómo lo haces?- Me quejé tratando de mantenerme serena.
-Ya te he dicho que lo entenderías con el tiempo, ahora no. Todavía no estás lista.- Exploté.
-¿Cómo que no estoy lista?- Chillé.- ¿A qué te refieres con eso? ¡La técnica es perfecta!
-Sí, lo es.- Me confirmó y al alzar los ojos para ver su rostro me sorprendió con una cautivadora sonrisa.- Pero no para mis ojos.- Añadió y retiró el brazo de mi cuello.- Intenta otra cosa, aunque no creo que el resultado vaya a ser diferente.
Mi mente estalló, algo en mi interior imperaba por salir y a pesar de saber que no debía, lo dejé salir. Mi mirada se intensificó y mis músculos se apretaron.
-Nos volvemos a ver.- Dije con desdén mirando con fijeza a Dominic. Él suspiró.
-¿Podrías dejar de hacer estupideces?- Susurró.
-¿Y tú, podrías dejar de ser tan capullo?- Dije, y mis labios se curvaron en una media sonrisa. Dominic dio un paso en mi dirección.
-Marie, esto no te concierne, ¿me devuelves a Freya, por favor?- Alargó la mano hacia mi rostro y me acarició la mejilla con dulzura.- A menos que prefieras que la saque por la fuerza, como la última vez.
-De modo que la que te gusta es Freya.- Reí.- Esto sí que se va a poner interesante.
Parpadeé varias veces antes de comprender lo cerca que estaba de Dominic. Su aliento sobre mi rostro me daba escalofríos, incluso su olor me resultaba demasiado atrayente. Traté de alejarme de él, pero su brazo me lo impidió. Sus ojos estaban fijos en los míos y no parecía querer apartar la mirada. Me miraba con deseo, con lujuria, como quien mira a un ser amado, y me estaba poniendo nerviosa.
-Freya…
Susurró mi nombre como si nada y algo en mi interior se revolvió. Su rostro se acercó al mío, sus ojos se cerraron paulatinamente y sentí la humedad de sus labios contra los míos. Después, nada, un vacío total, una sensación de no haber nada más alrededor salvo él y yo, solos, juntos.
Volví a la realidad de golpe, desoyendo los latidos acelerados de mi corazón, sintiendo cómo un millón de mariposas revoloteaban a mi alrededor, haciéndome caer, haciéndome perder el control, debilitándome, anulando mi orgullo, borrando la existencia de la persona que fui una vez, dura, despiadada, calculadora, y tal que no podía soportar sentirme de ese modo, hice lo único que se me pasó por la cabeza: le di un rodillazo en la entrepierna y eché a correr como una posesa hacia la barrera.
Dominic me siguió, pero sus movimientos eran lentos, me observaba, me probaba, no podía soportarlo. Dejé de correr y caminé despacio hacia la verja. Dominic detuvo su avance. Maldita sea, ese hombre definitivamente me sacaba de mis casillas. Debía de tener como un millón de personalidades, y odiaba cada una de ellas. Era la persona más testaruda que había conocido nunca. Alargué la mano hacia el lugar donde suponía estaba la capa de la barrera, pero al tocarla me llevé una buena descarga. Retiré mi brazo chamuscado y sopesé mis opciones. La descarga que había recibido no se comparaba en nada a la que había soportado la última vez que atravesé la misma barrera. Puede que a lo largo de los años hubieran intensificado la fuerza. Respiré hondo y retrocedí un par de pasos, lo suficiente para coger carrerilla. Si lograba salir como lo hice la última vez no habría problema. Me preparé, cogí carrerilla y choqué contra la barrera. Noté cómo cada músculo de mi cuerpo se tensaba en contacto con la corriente, pero eso fue todo. Lo que hubiera sido un plan perfecto se convirtió en algo que ni se me hubiera pasado por la cabeza. No solo habían intensificado la fuerza de la corriente, sino que habían desplegado una barrera externa, una nueva capa, de modo que ahora me hallaba en el gran aprieto de encontrarme entre las dos capas, sin posibilidad de salir y con numerosas ráfagas de electricidad quemándome la piel.

10 comentarios:

  1. Petarda!!! Vas y publicas el segundo capítulo sin decirme nada!!!! PARA MATARTE!!!!!!!!!!
    Un beso preciosa!!

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  2. Tú que no estás al loro jejej Además, que conste que los subí el mismo día jejej Espero que te haya gustado Un beso

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  3. Hola Aba, gracias por leer la entrada. En principio no tenía pensado subir más capítulos, puesto que son a modo de presentación. El libro completo aún no está disponible sino hasta mediados de diciembre 2012. Pido un poco de paciencia. Gracias.

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  4. Que hermosa novela, de verdad que he quedado también "Atrapada" en la historia y por supuesto que espero con ansias lo demás :D
    Gracias por tan buena historia!!! :)

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  5. Gracias por el comentario, Miryam. Me alegro mucho que te haya gustado y espero verte en mis próximas publicaciones.

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  6. Hola, que linda historia, pero no he logrado encontrar el libro completo, crees que me puedes ayudar! Gracias..!!!! = ) me encanta..

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  7. Hola, sabes en dónde puedo conseguir el libro completo! Lo he buscado, y no lo encuentro, será que me puedes ayudar. Gracias!!!!

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  8. Hola, que linda historia, pero no he logrado encontrar el libro completo, crees que me puedes ayudar! Gracias..!!!! = ) me encanta..

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  9. Hola Ricardo, tan solo tienes que pinchar en la imagen correspondiente de la derecha. Celebro que te haya gustado.

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