martes, 28 de agosto de 2012

HIELO Y FUEGO

Prólogo

Sueño todos los días con la misma persona, con sus
cabellos rojizos, que siempre parecen estar alborotados, con
esos ojos verdes que tanto me cautivan, con esa sonrisa que
me hace estremecer, con su reluciente piel…
No comprendo la razón por la que sueño con él, pero algo en
mi interior se revuelve cada vez que lo veo y, por alguna
razón, siempre estoy deseando que llegue el día para poder
soñar otra vez con él.
Nadie comprende cómo me siento, ni mis padres, ni mis
amigos, nadie parece comprenderlo y yo menos que nadie.
No entiendo la razón que hay tras mis sueños y la verdad no
espero comprenderlo, ya que, ¿quién se preocuparía por
algo que no es real? Pero, aún siendo así, lo deseo, deseo
que ese sentimiento sea real, ¿por qué? No lo sé, pero es
así.

Tal vez sea a causa del accidente que tuve seis meses atrás,
o tal vez sea que mis hormonas están demasiado alteradas,
a causa de la vida que crece en mí, pero no puedo evitar
sentir que debería estar en otro lugar…
-¿Te encuentras bien?, ¿quieres que lo dejemos por hoy?
Regresé de mis pensamientos justo a tiempo de ver cómo
Psyren cerraba el zarrapastroso volumen que había estado
leyendo.
-¡Oye!, aunque vaya a tener un hijo tuyo, no me trates
como una inválida, que ya soy mayorcita para cuidarme yo
solita, ¿de acuerdo?- Le grité furiosa.- Y… otra cosa, Psyren,
¿puedes explicarme otra vez por qué estoy leyendo un libro
sobre vampiros, si yo ya soy uno?- Le pregunté abatida.
-Bueno, son órdenes de tu madre.- Respondió deprisa. Al
parecer tenía la fea costumbre de evadir este tipo de
preguntas con una respuesta por el estilo: “órdenes de tu
madre”. ¿Y a quién le importaba eso?
-Vale, ya sé que todo esto es nuevo para mí, pero, ¿por
qué tengo que averiguar las cosas por mi cuenta?, ¿por qué
no me lo podéis decir todo de una vez?
-¿Aún sigues pensando en él?- Le había contado todo en
relación a mis inusuales sueños y nunca me había creído,
entonces, ¿por qué ahora me estaba preguntando?
-¿A qué viene esa pregunta?- Solté furiosa.- No tiene caso
que te responda si no vas a creerme.
-¿Y quién dice que no te creo?- Mis ojos se abrieron de par
en par ante la sorpresa.- Es cierto que no tendrías por qué
soñar esas cosas pero, ¿qué importancia tiene?
-¡Oh!- Exclamé esbozando una maliciosa sonrisa.-
¿Entonces tú sabes por qué sueño con él?
-Es posible.- Respondió evadiéndome de nuevo. Ya estaba
harta.
-¿Y bien?- Insistí.
-Bueno, no es que lo sepa en verdad.- Respondió con una
sonrisa.- Es tan solo una historia, pero se asemeja a lo que

te está pasando. Y… a decir verdad, no debería estar
diciéndote estas cosas que podrían confundirte… Además, si
se enteran…
-¡No se enterarán!- Le corté tajante.- Dime, Psyren, ¿qué
hay en esa historia que se asemeja a lo que me está
pasando?
-Hace tiempo…- Empezó en un susurro, como si lo que me
fuera a decir fuera un secreto muy bien guardado.- conocí a
alguien igual a ti. Ella era una Princesa muy poderosa, por lo
que todo el mundo la quería de aliada, pero no fue hasta que
una persona muy querida para ella estuvo en peligro, que
pudieron…
-Vale Psyren.- Le corté. Ya estaba cansada de escuchar
tantas mentiras.- Suena como una historia de hadas y ya
sabes que no me gustan. Además no sé qué tanto puede
asemejarse esa fábula con que yo tenga sueños extraños
con un chico que no conozco de nada.
-Sí, tienes razón.- Accedió.- Es imposible de creer que
alguien se hubiera sacrificado para salvar a alguien

importante, ¿no es así? Violet,- Sus ojos se quedaron muy
fijos sobre los míos. Tenía una expresión ausente, pero
también estaba llena de ira. Me asusté.- una vez me
equivoqué,- Siguió.- pero pienso enmendar mi error,
¿entiendes?- Murmuró en tanto que salía de la biblioteca y
me dejaba sola.
Pero, ¿qué narices le pasaba a ese chico, diciéndome cosas
ininteligibles para mí? Una princesa que había salvado a una
persona importante, ¿eh? ¿Quién iba a creerse semejante
historia, sabiendo que nuestra sola existencia venía marcada
por la crueldad y la muerte? Nadie en su sano juicio, creería
semejantes palabras, pero… yo no estaba en mi sano juicio.
Puede que algo de lo que me había dicho Psyren fuera
cierto, o tal vez yo deseara que lo fuera, porque, de otro
modo, ¿cómo se podría explicar que un vampiro pudiera
haberse enamorado de una ilusión?… ¿Amor? ¿Acaso los
vampiros podían sentir eso? Seguramente no. No importa
cuánto deseara que fuera así. Yo jamás podría amar a nadie,
no cuando mi parte de vampiro estaría dispuesta a matarlo
sin poder remediarlo. Ésa es la naturaleza de los vampiros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario